lunes, 26 de noviembre de 2007

_ _ _ _ _ _

Mi abuela a quien quiero mucho y siempre la recuerdo me enseño cuando niño que los amigos hay que contarlos con los dedos de una mano y que uno se da cuenta perfectamente de que tan amigos son cuando las dificultades se presentan.

Esas palabras se me grabaron profundamente y tomaron un real sentido cuando estaba en el colegio y me toco vivir determinados acontecimientos que lograron que me decepcionara de varias personas. Todo esto sin lugar a duda marcaron mi forma de ser hasta el día de hoy, lo que se refleja perfectamente en mi "poca facilidad" de hacer amigos ya que siempre aparece la coraza automática que me defiende de los malos sujetos jejeje.... si no pregunten a la Claudia que se sentó con el Alex el 1º día de clases en la U debido a mi cara de malas pulgas. Pero una vez que pasan la súper coraza de la confianza se puede decir que me relajo y me dejo llevar.

Lo más importante en las relaciones de amistad -según mi humilde opinión- se puede resumir en la confianza, la lealtad y el apoyo en los tiempos difíciles. Es horrible la decepción... y sentir que uno da más de lo que recibe (aunque nunca hago las cosas pensando en la posible retribución), pero no hay nada peor que sentirse traicionado y lo único que no puedo perdonar es la traición.

Es pequeño el grupo de personas que considero realmente amig@s (no pienso enumerarlos pero ell@s saben perfectamente quienes son), y sin lugar a dudas muchas veces nos hemos ido distanciando por diversos motivos como los estudios, las carreras, el trabajo etc y las "juntas" que antes eran diarias se transforman en semanales, mensuales e incluso anuales; pero lo importante es sentirse acompañado en los momentos dificiles y por eso debo dar las gracias por que mis amig@s este año no mostraron la hilacha, salvo contados personajes que fueron los menos.

No hay comentarios:

El Baile de la Longaniza